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Tríptico presenta tres universos sonoros, tres cuadros musicales donde el sonido del violonchelo toma forma a través de la danza. Lo inmaterial se vuelve palpable, lo psicológico se vuelve movimiento, la voz del instrumento encuentra su cuerpo físico.

 

Al mismo tiempo, Tríptico se impregna libremente de la obra de Francesca Woodman; fotógrafa estadounidense de las décadas de los 70/80. Más de 800 fotografías impresas, en las que normalmente aparece disfrazada o desnuda, como una figura semi-oculta, o como una presencia fantasmagórica, en silenciosas habitaciones abandonadas donde la arquitectura y los objetos circundantes parecen tener una presencia física más tangible que la suya propia.

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